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Con ese afán de seguir volteando al pasado y en este caso no tan añejo, les comparto dos sentires personales de un par de platos -a bien sirva esto de sugerencia- para cuando quieran echar a volar el sistema nervioso:
JAH WOBBLE - "Inspiration of William Blake"
ALL SAINTS RECORDS - (1996).
El asunto con Jah Wobble es todo un acontecimiento dado el personaje que es y lo que hace. Surgido de un entorno explosivo y de instintiva protesta, este sujeto dio sus primeros brotes a lado de Jhonny Rotten, en un proyecto llamado Public Image Ltd y sí, yo también me pregunté, ¿tendrá algo que ver el Punk con la poesía de un individuo como William Blake?, mucho. El mismo Jah describe sus vastos recursos como causal de inquietudes y arrebatos en los que se ha visto inmerso desde mozuelo, sintiéndose un ilimitado creativo en medio de una gigantesca batidora. ¿La mezcla?, pues ahí les va, para éste trabajo echa mano de gente como Jaki Liebezeit en la bataca (no necesita presentación), éso no es extraño dadas sus anteriores complicidades con el mismo Holguer Czukay, con Brian Eno, el Bill Laswell, y como no hay barreras del sonido, existen también registros de armonías embelesedoras junto a Baaba Maal, Evan Parker y Pharoah Sanders por citar algunos. Sonidos de belleza inusitada.
Retomando, aquí la base a disectar es la percusión, ya que de ella se desarrollan las agregadas atmósferas y ambientes impolutos que envuelven al disco, producto de la impaciencia del mentado. Ejercicio "progresista" en compañía de otros talentos que sería tedioso enlistar, y que completan ese puntual trabajo percusivo, adicionando también voces de melodías idílicas y otros tantos menjurjes; basta resaltar que Wobble se hace cargo del bajo, vibráfonos, filtraciones de sonidos, orquestaciones, teclas respirables y hasta un gong.
Imaginen un híbrido que va desde sometimientos a la Schulze, a la Neu, y que desembocan en asperezas de negritud selvática con ese característico sonido que constituye el fulgurante núcleo de la música ancestral. Y me quedo corto, basta con descubrir a cuenta gotas cada frecuencia para percatarse de la intenciones de una mente enferma, pero sin duda lúcida como contadas. ¿Con qué fin se avienta este trompo?, pues sólo con la intención de darle esencia musical a una revisión de los poemas más irrebatibles de William Blake, mismos que son exaltados durante todo el viaje.
No existe similitud entre cada corte, éllo hace suponer que se imponen tendencias provenientes de todas sus épocas, (incluidas las coyunturas que brotaron con Primal Scream y los Massive Attack). Lo mejor es que aún después de desbaratar el mentado plástico, tendrán plena seguridad que al hacerse de cualquier otro de Wobble, la presunta expectativa y previa suposición, serán absolutamente inútiles.
El otro :
HIM - "Sworn Eyes"
PERISHABLE RECORDS - (1999).
H I M (por piedad no confundir con los nórdicos pseudo-metaleros). Efectivamente son noveles (diez años en andanzas), y si bien hacen lo propio con limpieza y atino, justo sería destacar ese alejamiento del metódico jazz eléctrico que tanto olvida los arrebatos y genialidades callejeras a la hora de retomar la vena como base, por el contrario, encontramos en este disco a un Miles resucitado que pareciera que en un contraste entre cerebro y pulso, ofrece una guía sensorial para llevar el cuerpo a un lugar más allá de la estratosfera y ser testigos sin que nadie nos cuente, de cómo es que se derraman las estrellas. Vaya, un viajezote .
Un asidero rítmico y armónico de agasajo, texturas que sí existen (ahora lo sabe uno) a manos de loops y manejo de delays que hacen eco, muy lejos también de los trillados paseos del Dub-Jazz común y sin sobresalto. Ésto da para encontrarle nuevos rostros a cada alternativa, a cada recurso.
Aquí no se abren puertas, más bien se destapan tubos que a velocidad palpable logran sonidos tan halagadores como inusitados. No hay bateristas pero sí golpes de electrónica que pasteurizan patrones mínimos de exigencia, no hay bajistas pero si hallazgos sonoros que emulan algo más que yemas en cortejeo con cuerda gruesa; tampoco existen saxos pero sí reverberancias que, de ser emanadas al natural, los harían artefactos prodigiosos, que bueno… seamos sinceros, ya lo son.
Hago referencia a un álbum que busca seducir más que apabullar a quien lo coloca en el aparato, se somete y lo desmenuza.
Los intérpretes y pensadores :
Jeff Parker evoca una exótica y sutil lira.
Bundy Brown trata el bajo a su manera.
Rob Mazurek le hace a un tal "Coronet" ? ?, (que todavía investigo con que guarnición se acompaña…)
Julie Liu trabaja otras cuerdas.
Finalmente el Doug Scharin se encarga de las percusiones peculiares ya comentadas.
Si les suenan algunos nombres es sin duda por que ya han hecho otras travesías justificando nómina con vibras grandilocuentes a la Tortoise, Isotope 217, Thermoderm y un considerable etcétera subterráneo.
A CAZAAAAAAAAARRRRRRRRR!!!!!!!!!!!!!!!!
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