sábado, 15 de junio de 2013

Wembley ayer, hoy y siempre.


A veces una tarde tranquila y con tiempo disponible es el detonante. Hoy le doy vueltas en la cabeza a ese lugar que tanto quise conocer y pude hacerlo hace algunos años y que me inspiró a investigar y escribir su historia; hoy, lo retomo y le inyecto las necedades que siempre traigo a flote en éste y diversos temas, todos producto de ese pacto incondicional y eterno que tengo con este "deporte exaltación", al que otros llaman Fútbol.  
Como entes racionales hemos identificado a lo largo de la historia los acontecimientos más importantes mediante lugares, formas, símbolos, etc., los cuales perduran al paso del tiempo en la memoria de quienes disfrutan y se identifican con determinado suceso. El fútbol  tiene su origen y tiene su emblema, el Estadio de Wembley, mítico y ahora renovado que se erige como piedra preciosa y radiante en la ciudad de Londres, capital inglesa.


El fútbol nació producto de una mezcla de otras disciplinas como una actividad de trascendencia física y mental para el hombre, por ello se convirtió en el fenómeno social más importante del siglo XX. Al tener un origen en cuanto a reglamentación y planteamiento cien por ciento inglés, la fuerza que fue tomando el juego al paso de los años desató la necesidad de construir un inmueble que pudiera albergar a los conglomerados que pese a sus diferencias sociales y existenciales de toda índole, tenían algo en común, se sumaban con pasión a la nueva propuesta deportiva que estaba revolucionando la zona y calentaba sus motores para hacerlo en el mundo entero. La humanidad fue testigo entonces del nacimiento de un monstruo de concreto que a la postre se convertiría en el principal símbolo del balompié, ocupando un lugar que jamás será reemplazado.

Orígenes de la Catedral del Fútbol
Los días veraniegos de aquel 1880 en la ciudad de Londres se vivían intensamente en el Parque de Wembley; esta área recreativa estaba formada por espacios para la práctica de cricket y del creciente juego bautizado como Football que también era conocido como “Soccer” gracias a una expresión emotiva de Charles Wreford en aquellos días. Además de una pista para correr, estas áreas estaban rodeadas de fuentes y pequeñas caídas de agua que hacían del lugar una verdadera atracción. Nueve años después un personaje conocido como Sir Edward Watkin decidió construir un edificio para convertirlo en un gran atractivo para el parque. Los trabajos iniciaron con poco presupuesto, culminando en cuatro torres, las cuales quedaron inconclusas por falta de recursos; en 1907 se dinamitaron para dar paso a un nuevo proyecto.
Después de la Primera Guerra Mundial, el gobierno inglés decidió en 1918 dar inicio a la construcción del British Empire Exhibition el cual debería albergar un campo de juego con la finalidad de ser el anfitrión de importantes justas deportivas. El Parque Wembley fue el lugar elegido y un precioso campo de golf de 18 hoyos dio inicio a la construcción que fue designada a los arquitectos John Simpson y Maxwell Ayerton.
Pasaron 300 días para que 25,000 toneladas de concreto, 1,000 toneladas de acero y un costo de 750,000 libras dieran origen al "Gigante" que continuaba rodeado de áreas verdes, fuentes y pabellones convirtiéndolo en un modelo arquitectónico europeo que trascendió en todo el continente y en el resto del mundo. Las actividades deportivas fueron pocas, sobresaliendo la primer final de la Copa F.A.; la necesidad de contar con un sitio representativo para el fútbol inglés permitió que el 23 de Abril de 1924 el Rey Jorge V inaugurara en un ambiente de fiesta y ante miles y miles de visitantes el "Estadio de Wembley" como la casa real del equipo de la Rosa.

La Vida del Gigante
A partir de ese momento las actividades incluyeron justas nacionales e internacionales, el Rugby y el Fútbol Soccer acaparaban la atención de los aficionados ingleses siendo este último el que despertó una pasión masiva en todo su elegante graderío.<p>
A nivel nacional, Wembley nunca ha sido la casa de ningún equipo londinense, única y exclusivamente es el escenario de los compromisos de la selección inglesa así como el testigo de la gran final de la legendaria Copa F.A. La primera de ellas realizada el 28 de Abril de 1923 enfrentando al Bolton Wanderers, que derrotó al Westa Ham United por 2 goles a 0, en un partido que fue conocido como la "Final del Caballo Blanco". En aquella ocasión 126, 947 personas hicieron acto de presencia y el encuentro no podía iniciar ya que la cancha estuvo invadida por la gente, hasta que finalmente fue despejada por un solo hombre a caballo para dar inicio al silbatazo incial.


La historia de la Copa F.A. ha tenido a los protagonistas más carismáticos y consentidos de la afición local y otros emblemáticos que han rebasado fronteras; como ejemplos la Copa registró en la final de 1953 el talento del legendario Stanley Matthews, así como la presencia en 1991 de Paul Gascoigne, figura fundamental en el partido decisivo de ese año. Por otra parte el gol más rápido registrado en las finales de éste, el torneo más antiguo del mundo, fue el realizado por Roberto Di Matteo a los 43 segundos de iniciado el partido en donde los suyos enfrentaron al equipo de Middlesbrough derrotándolos por 2 tantos a 0, esto fue en 1997. Sucesos todos celebrados en el mítico escenario.

Wembley y Europa
En el plano europeo, el majestuoso estadio de Wembley fue en 1963 el anfitrión de la final de la Copa de Europa ahora conocida como Liga de Campeones, en donde el Milán de Italia derrotó por 2 goles a 1 al West Ham United londinense, en aquel entonces convertido en el club inglés más letal y rentable; por lo que el resultado desemboco en una enorme tristeza para los locales y su afición. Sin embargo la reivindicación con su gente llegaría dos años después, ya que en 1965, los "Hammers" se adjudicaron la Recopa Europea al derrotar en el mítico escenario londinense al Munich 1860 alemán en lo que fue un emocionante juego no apto para cardiacos.
En 1968 el Manchester United logró llevar a su vitrina el primer trofeo de la Liga de campeones de Europa, al derrotar al Ajax de Johan Cruyff en una impecable cancha cual paño de billar, sí, la de Wembley. En 1992, el mismo Cruyff ganaría la ansiada “Orejona” pero como entrenador, comandando a un impecable Barcelona que se coronó en el histórico inmueble, Una más, la final de la Recopa Europea de 1993, en donde el Parma italiano derrotó 3 a 1 al Royal Antwerp. No hay otro estadio que haya sido huésped de sies finales de Champions League, las más recientes entre los Reds de SIR Alex y el Barsa, y ésta última batalla teutona entre el Borussia y el orgullo de Munich.
Volvamos atrás, mucho hay por exaltar; Wembley ha sido testigo de grandes acontecimientos en la historia del Fútbol internacional y por supuesto del británico. El más importante sin duda sucedió durante la final de la Copa del Mundo de 1966, cuando los anfitriones habiendo jugado todos sus partidos ahí, derrotaron 4 goles a 2 a los acérrimos enemigos alemanes, levantando así el único trofeo de la FIFA que ostentan, en una de las finales  más emotivas y controvertidas de la historia. Geoff Hurst anotó el gol que despertó una polémica que aún no termina, al menos en las mesas y con un buen tarro de cerveza, ya que la tecnología actual en video ha corroborado la legitimidad de la anotación. Los ingleses se proclamaron campeones del mundo por única ocasión… en Wembley.


La otra cara de la moneda aconteció antes, en 1953, cuando un inspirado Puskas y su Hungría derrotaron aparatosamente al entonces considerado mejor equipo del mundo, el de “La Rosa”. Esa noche Wembley lloró y convirtió aquello en la derrota más triste de su historia. Un evento más de primer plano llegó con la Eurocopa de 1996, cuando la Inglaterra anfitriona jugando de nueva cuenta todos sus partidos ahí, llegó a semifinales contra su ya tradicional rival, los alemanes. El intenso choque culminó en una tanda de penales; entonces Gareth Southgate (y se me entripa el nombre ya que fui testigo de frente en la pantalla) sentenció el destino de los suyos al fallar su disparo y darle así el pase a la final a los teutones, quienes disfrutaron ese sabor a revancha como pocas veces haya visto yo y con la escena de un Möller amonestado por acercarse demasiado a las tribunas de Wembley y burlarse de sus agremiados.

Días finales del Coloso
Hoy 2013, Inglaterra sigue luchando por la sede de la Copa del Mundo y esto lleva más de una década en gestión, por lo que una renovación del legendario monumento era inevitable. El gobierno inglés aceptó en el 2000 un proyecto de remodelación que requería demoler totalmente el viejo estadio y construir un nuevo monstruo de concreto. Los planos estaban listos y las actividades a punto de iniciar; un rayo de luz hizo conciencia en algunos al mando y decidieron de última hora respetar  cuatro cimientos originales y crear alrededor de ellos, aplaudía yo la decisión pensando en sus columnas principales y no fue así, al menos algo de esa esencian sigue presente, oculta, pero firme como columna vertebral de su historia.
El monstruo albergó su último partido, cuando el equipo de la Rosa se midió a Brasil empatando a un gol en Junio del 2000; ¿curioso no?, los ingleses regresaron trece años después el favor, hace un par de semanas celebrando con los cariocas la renovación de otro mítico, el suyo, su casa, el Maracaná brasileiro que ahora también está renovado de cara a la Copa del Mundo 2014 y con el detalle a tono, empatando ahora a dos.
Junio del 2000 (regresamos en ésta máquina del tiempo), se despedía entonces a un símbolo eternamente grabado en la historia del fútbol, pasión que ha envuelto por más de un siglo al planeta y que tuvo como Catedral al colosal e inolvidable estadio de Wembley.



Punto final a éste, ya vino a tema el Maracaná y bueno, me froto las manos para hacer lo propio con el más importante lugar de vivencias, memorias y convivios personales para mí en días de juego, el apoteósico y entrañable “Gigante de Santa Úrsula”, para el resto del mundo : “Estadio AZTECA”.

Venga entonces.
 

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