martes, 11 de octubre de 2011

A MI PADRE

Caballero noble y mesurado, de mirada sabia y profunda, mi Padre fue una razón primordial que me hizo sentir agradecido con la vida desde siempre.

El “Swing”. Mis primeros pasos, mis primeras palabras, tuvieron una música de fondo; todo aquello se desarrollaba de una manera tan especial y ya con uso de razón comprendí que muchos momentos importantes entre él y yo, entre los cuatro, mi Madre y mi Hermana y en la soledad de un instante cotidiano fueron muy gratos no solo por esencia, casi siempre había una frecuencia con vida propia en el aire, que en el cien por ciento de los casos tornaba todo más lúcido, hacía de ese todo un contubernio.

Discos de 72 revoluciones, albums de pasta dura y melodías que salían del Clarinete, de una Trompeta y de un Piano, vaya y de otras decenas de portadores, eran también parte del decorado de nuestra casa; así pues el “Artistry in Rythm” de Stan Kenton, los “Tympany Five de Luis Jordan, y todos los editados hasta ese momento de Artie Shaw, me servían también físicamente de entretenimiento, aunque siempre bajo reglas puntuales y definidas, un tanto complejas para mi corta edad.

“Big Band”. Pasaron los años y las charlas de un Sábado en la tarde entre mi Viejo y yo, se convertían en ese estira y afloja sobre el orden y el turno prioritario para un Lionel Hampton, el Tommy Dorsey ó Mr. Amstrong sí, el mítico Loui. Al final casi siempre ganaba Benny Goodman, el consentido de quien jerárquicamente mandaba, pero que en más de las veces daba su brazo a torcer para que yo me enfilara, y así su rostro de gusto al verme entusiasmado, ese, siempre el mismo e inmensamente expresivo, aquí lo traigo ahora y me lo llevo a la tumba.

Llegó el momento en que un personaje nos llevó a empatarlo todo y en el que unimos fuerzas para hacer de tertulias kilométricas, momentos que parecían fugaces dejando esa sensación de que nada es suficiente; GENE KRUPA, el mejor de todos los tiempos, lo sigo pensando y mi comparsa se fue afirmándolo con sustento. En lo dicho adorado mío, seguimos de acuerdo.





Esa tarde que vimos el VHS de la Historia de KRUPA, las escenas con Sal Mineo y la voz narradora de Bellson, carajo!, Padre como te he extrañado en el camino….

Mi trance de infancia a la adolescencia vio de frente otras alternativas que también me atraparon, y bueno, mi historia con el Rock es asunto para otro día, que lo de ahorita es el tributo al que fue, es y será mi mejor Amigo, y a quien me enseño como elevar mi imaginación y respirar un mejor aire, uno inmejorable.

Hubo un momento cúspide, tenía que haberlo por DIOS; y ese fue cuando mi nuevo héroe, un tal Neil Peart de habilidades indiscutibles, se sentaba en un kit igualito al de Buddy, ¿te acuerdas?; levantaba las baquetas y sucedía lo impensable, lo ansiado en el subconsciente, volvían a unirse nuestros decantos y una vez más para siempre.

Mi vitamina de al menos una vez al día, mi distractor para despegar los pies del piso cuando más urge, y el simple placer de hacer lo que traigo desde el fondo, está en estas Benditas músicas de enormes orquestas y no de cuartetos y duplas, de coloridas paletas y abanicos gigantes, y no de limitantes modernas y mercadotecnias interferentes. Amo el Jazz, pero más el de esta estirpe y como a ninguna otra vertiente. ¿Por qué se los platico? por que me hace bien el hacerlo y ya que también es secuela de esa enseñanza que garantiza una sonrisa cuando otro afín se goza con lo mismo.

En este momento suena conmigo el “Basie Swingin’ Voices Singin’” de Count Basie y levanto mis brazos para darte las gracias por todo Papá. Ahora habré de experimentar la maravilla de estar en el otro asiento, a divina seguridad que estarás al pendiente…. y sin duda alguna disfrutando.

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